miércoles, 24 de marzo de 2010

¿Y el Tren Ligero que prometiste, apá?


Miguel Castro, Héctor Vielma y Antonio Mateos.

El 4 de marzo pasado, al salir de Casa Jalisco, el alcalde Miguel Castro Reynoso declaró que Tlaquepaque decía “sí al macrobús”. Cuatro días después, Héctor Vielma Ordóñez, presidente municipal de Zapopan, admitió que se analiza la ruta de este medio de transporte que iría por Mariano Otero hasta la avenida del Bajío y seguiría por Aviación hasta llegar a Tesistán. Dos días más tarde, Antonio Mateos Nuño, primer edil de Tonalá, declaraba que la posible ruta en su municipio iría por Gigantes.

Lo anterior significa que a poco más de tres meses de comenzadas las administraciones municipales, los presidentes metropolitanos ya fueron convencidos de que, por ahora, la única posibilidad de un medio de transporte colectivo diferente al tradicional es el macrobús. Y la promesa de campaña para ampliar el Tren Ligero era eso, una promesa de campaña.

Pero hay quienes aclaran que no hay que sentirse engañados, pues la puesta en marcha de nuevas fases y rutas del macrobús prácticamente se planchó en octubre del año pasado, antes de que asumieran los actuales presidentes municipales. Fue una reunión celebrada en el Club de Industriales, a la que además de los tres alcaldes ya mencionados y Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, de Guadalajara, asistieron el ahora secretario provisional de Vialidad, Diego Monraz Villaseñor, y el coordinador de Innovación y Desarrollo del gobierno del estado, Herbert Taylor Arthur.

En esa ocasión, se redactó un documento en el que presuntamente se agrupaban las propuestas de las dos partes para mejorar la movilidad en la zona metropolitana. Por primera vez, el gobierno del estado admitía la posibilidad de ampliar el Tren Ligero, para lo cual aceptaba que se llevaran a cabo estudios.

Pero admitir que se hagan revisiones, para comenzar a ver si es posible analizar y proyectar una presunta ampliación del Tren Ligero, dista mucho de que se construya. Desde el gobierno del estado, sabían que era un compromiso fácil de hacer, pues su cumplimiento se llevará al menos lo que resta de la actual Administración.

Como contraparte, el Ejecutivo consiguió que los alcaldes aceptaran continuar las nuevas rutas y fases de macrobús, dejando solo en “reserva” el paso de este transporte por la avenida 16 de Septiembre-Alcalde. Era cuestión de tiempo que lo admitieran públicamente.

En la última reunión del Consejo Metropolitano, en la que prácticamente se había llegado a un acuerdo sobre los proyectos a financiar, que finalmente se pospuso por desacuerdos de Vielma Ordoñez y Aristóteles Sandoval, el gobernador Emilio González Márquez insistió en que le permitieran continuar el proyecto de macrobús.

Por eso, no sorprende que ya tres alcaldes dijeran que sí. No les escuchamos la contundencia de campaña, sobre requisitos como la circulación de los autobuses por el carril de la derecha o estructuras más pequeñas en las estaciones para no ocupar demasiado espacio en las avenidas. Tampoco que condicionaran su apoyo a este medio de transporte a que realmente se revise el proyecto del tren ligero.


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